domingo, 8 de noviembre de 2009

Resumiendo con prisas tiempo de silencio,te juro que a nadie le he vuelto a decir que tenemos el récord del mundo en querernos..♪(15 minutos bastaron)

***En franca protesta por la injusticia cometida a un par de amigos a los que aprecio muchisimo(ustedes si me leen, saben quienes son, y gracias por la confianza que me tienen), y al mal momento por el que los están haciendo pasar gente con tan mala entraña(¬¬) he decidido dedicar este post a su amor tan fuerte y envidiado.Ya sé que no le llega ni a los talones al suyo. pero lo hago con aprecio y dedicado a ustedes. Así k ahí los dejo...

***Esto pasó el 26 de septiembre de 2008..por ahí de las 4 de la tarde.. .


“-Tu eres el señor que dice que me quiere?...
-Si… soy yo…
-Ahhh…
-(…)
-…Y sí me quieres…?
-Claro que te quiero!! Si no, por qué crees que hice este viaje…?”

Con éstas palabras lo miré a los ojos, fue la primera vez que lo ví, después de aquel encuentro en El Chopo 3 meses atrás. Tenia muchas ganas de abrazarlo, no sabía como iba a ser ese abrazo: si sería suavecito, pero fuerte, o fuerte solamente, o nada mas suavecito..o solo un abrazo y ya. Por teléfono una vez le dije:
“- No sé por que, pero siento bonito cuando me llamas,… y no sé cómo lo tomes, ..pero yo te extraño desde el día que te fuiste….
Recuerdo que solo escuché un gran suspiro, como si le hubieran quitado un gran peso de encima, y por respuesta obtuve un:
“- Yo también te extraño chiquita linda…”

Salimos del metro buscando un lugar para platicar, lo único que ví por la Avenida 20 de Noviembre fue el asta bandera a lo lejos:
“-Al zócalo nos vamos!!”

Caminábamos y platicábamos, él veía todo con ojos sorprendidos.
-“Cómo ha cambiado esto…”
-“Yo lo veo igual. A lo mejor por el tiempo que has estado lejos.”

Llegamos al zócalo y solo se nos ocurrio sentarnos bajo esa columna del edificio del GDF Mientras me contaba su historia me regaló muchos dulces y chocolates, a cambio, sin saberlo, le dí mis ilusiones.









Con ésta maravillosa vista del Zócalo, le pregunté si podía darle un beso, me dijo que si, y con mucha pena y sonrojada le besé una mejilla con todo el cariño que pude, mientras él disfrutaba de ese beso y de esa magnifica vista.





Tuvimos que movernos por que llegaron unos manifestantes, con pasos suaves caminamos por la calle de Madero mientras me contaba más de su vida; de pronto alzó la mirada y un vitral llamó su atención:

“-Qué es eso de ahí?”
“- Es un museo, hay una exposición de lo que está en el vidrio.”
“- Ahhh.. Los Supermachos?!?!”
“- Siiii…Los conoces?”
“- Si. Yo compraba su comic!”
“- Quieres ir a ver?”
“- Si si si si si si…!”

Entramos de la mano y fascinado veía los dibujos del Maestro Rius, mientras me platicaba más cosas y me abrazaba mucho, como si me le fuera a escapar.

“-Te quiero niña..”










“- Y por qué yo?. No soy bonita, ni tengo buen cuerpo..Qué tengo yo…?”
“- Ese cariño tan grande que me haz regalado sin yo pedírtelo.”
“- Ahhh…”





Y seguimos caminando…


Y disfrutó de los esquites en la Alameda ...


Y disfruto del tráfico en Avenida Juarez…












Y del cielo nublado…










Y del calor de mi mano…
Y del brillo de mi mirada en el cine…
Y de mis dudas al final de la película que vimos en ese cine…
“- Por qué yo…?
“- Porque me quieres y yo te quiero.”

Al otro dia en ese bar , platicamos horas y horas del pasado, del presente y el futuro, de cómo y porqué nos conocimos, ya conté en una ocasión como fue esa linda noche. Dentro de la habitación de un hotel, de cómo poco a poco me fue llenando de caricias, cómo poquito a poco llenó de besos mi pancita, mi cuello y mis brazos, cómo fue que lentamente me despojó de mi delgada blusa. Acaricio mi pecho con sus labios y con sus manos, mientras yo acariciaba su pelo, su pecho, su cuello lo empecé a mordisquear poco a poco y mis manos acariciaban su espalda muy suavemente, mientras él acariciaba mis piernas. De pronto, una orden:

“-Quítate el pantalón.”
A lo que yo, obediente, sin protesta alguna, como cuando un amo ordena a su esclavo, accedí, no dije nada, me lo quite hasta quedar semidesnuda, temblando de frío y de lo que sabía que vendría después.

“- Así te quiero chiquita, así…”

Sentí cómo siguió besando mi cuello, mi pecho mis hombros, con sus manitas suaves y calientitas me quitó lo poco que tenía ya de ropa. Así, desnuda pero muy nerviosa, me dejé llevar. Él, poco a poco se fue quitando la ropa; desnudos, nerviosos y con algo de miedo, comenzamos a averiguar qué era lo que estaba pasando. Recuerdo su piel, su calorcito, su corazón, su miedo, su alegría. Todas nuestras emociones estaban ahí a punto de desbordarse y convertirse en una sola, en el momento justo, en que, hábilmente y despacito, tomó su miembro con las manos, y se abrió paso muy suavecito en mi entrepierna húmeda, caliente y palpitante. Sentí el calorcito de su pasión dentro de mí, sentí su corazón latir muy fuerte, sentí sus caderas, empujando suavemente a mi interior, sentí la miel que derramaba dentro de mi, quemarme lentamente, sentí la excitación de ser guiada en el placer por alguien mucho mayor de edad que yo, sentí el palpitar de mi vientre con el palpitar de su sexo, y en cada palpitar un derrame de miel y agua tibia se confundían en abundancia. Mientras en cada empuje yo suspiraba a su oído, gemía como una pequeña niña a la que se le estaba enseñando algo nuevo, algo impactante y mágico, sentí sus latidos en cada vaivén, y también sentí algo, que yo ya sabía qué era, pero que él tardó un poco mas en descubrir. Aunque había caricias a las que yo rehuía un poco, se dio cuenta de lo lastimada que estaba, y él, con todo el cariño, paciencia y suavidad posible, me tranquilizó mucho más de lo que había imaginado.

“- Tranquila mi niña, ya nadie te va a lastimar…”

A lo que yo respondí con una explosión caliente en mi entrepierna, mi pasión por ese hombre mayor quedo plasmada en esa fragilidad húmeda, mientras miles de cosquillas recorrían mi cuerpo, subían por mis hombros, por el cuello hasta llegar a mi cabeza en una confusión muy placentera, algo que nunca antes había experimentado y de lo cual confieso, hoy quiero mas…

Al otro día, después de unas horas de ausencia, nos volvimos a ver, solo para platicar y sentir un abrazo suyo.
En esa banca, me dijo de lo bien que había pasado sus días conmigo. Me compró casi a fuerzas un hot-cake de ese carrito al fondo. Mientras lo comíamos, yo, con lagrimitas en los ojos, le preguntaba cómo iba a soportar su ausencia:

“- Qué voy a hacer si no estas…?”
“- Tienes que ser muy fuerte, por que cuando me vaya, quiero saberte feliz, porque te quiero mucho, y aunque lejos, te voy a seguir expresando esto que siento por ti, que es tan grande…”
“- Y cómo le voy a hacer…?”
“- Disfrutando la vida, disfrutando mi cariño, amando las cosas pequeñas, siendo fuerte, pero humilde, alegre y sencilla como hasta ahora, por que así te conocí y así te quiero…”
Me fue a dejar al metro Tacubaya, ya entrada la noche, yo por miedo a no dejarlo ir nunca me dí la vuelta, apreté los puños con fuerza y sin voltear atrás, me alejé.

Hoy, un año después, no está conmigo, solo atiné a pedirle a Dios y a quien me escuche en el cielo, me lo cuide donde quiera que esté. Hablamos mucho por teléfono y de mails nos atascamos casi a diario. Le dí por regalo un rosario, una pulsera y un escapulario, es poco es comparación con lo que él me regalo. Aún así, agradezco a Dios haberlo conocido y así, a la distancia, nos ha permitido amarnos. 1 año después le hice la misma pregunta por teléfono y doy gracias a Diosito, a la vida y a las calles del DF (qué él tanto extraña y tanto anhela regresar) el habernos puesto en el lugar indicado, a la hora indicada.


“- Tu eres el señor que dice que me quiere…?”
“- Si..soy yo.”
“- Ahhh…”
“- (…) “
“- …Y si me quieres? “
“Claro que te quiero … y te amo te amo mucho mucho mucho mucho mucho…





“-…Y yo te amo señor, al infinito y más allaaa… 50,000,000,000,000,000,000,000, vueltas y de regreso…”